30.6.10

lo sé

porque mi corazón no descansa desde que te vi a la entrada del cardenal. luego el pan y las botellas y el pujol y los abrazos rotos y san juan y la almeja chiluda y mojarnos los pies en cualquier playa y descubrir el zeru y camas separadas en año nuevo y aeropuertos y aviones que van vienen van vienen y las salas de cine, la poesía y pedir otra botella en el lampuga, conquistar regina y perderla y ganarla otra vez y nicole julita, las uñitas de lula, las flores para lula, el agujero que deja lula, 45 minutos en el metro, cruzar todo en mi cumpleaños, llevar el coche o irnos en taxi, qué taxi, cuánto nos cobra el taxi, el bar del cluny, el futuro que se infla y se desinfla, las palabras que hieren y las que sanan, mi casa, la tuya, la nuestra, te envuelves en mi brazo, nos pican los moscos, dejo mi ropa, me la llevo, tengo hambre, salimos a cenar?, compartir el vino, el pollo rostizado, la bomba de chocolate, el café.

todo -si se puede decir todo- revuelto en mi cabeza, sin orden porque en el amor siempre reina el caos. y mi corazón que no descansa.

7.6.10

diario sin fechas de iz, xxxiv

anoche soñé que habías muerto. estábamos caminando en un parque de diversiones o una feria. íbamos tomados de la mano, comiendo algo (esquites? pan de pueblo? helado de vainilla?) y platicando sobre tu viaje a brasil. de repente me dio una punzada en la cabeza, un dolor, una certeza: alonso está muerto. en cascada me vinieron todos los recuerdos: tú en un coche negro que se accidentaba en la carretera, la llamada del hospital en la madrugada, tu cuerpo herido, flor y yo llorando juntas en el funeral, mis amigos sin saber qué decirme, lula llegando a vivir a mi casa, las noches de inventarte y de inventar una vida para los dos.

me quedaba mirándote y te decía: amor, por qué no me dijiste nada? y tú, apenado: pensé que sabías. me daba cuenta entonces que todo -todo!- me lo había imaginado. cuando volteaba a buscarte habías desaparecido. luego aparecías de nuevo y luego otra vez ya no (como una imagen de tele que falla). y así me iba del lugar: contigo apareciendo y desapareciendo a mi lado como pasa también fuera de mis sueños.

1.6.10

la negra

no ha habido perro más inteligente que la negra. seguro los ha habido más simpáticos, más juguetones, más cariñosos, más bellos, pero no más inteligentes. por ejemplo: 20 minutos antes de que mi hermano llegara de trabajar ella se ponía a esperarlo en la puerta. de las mezclas de nueces escogía sólo los cacahuates. también sabía qué domingo habíamos salido a comer a la taba y cuando regresábamos no dejaba de oler la bolsa de plástico buscando lo que había quedado del bife con papas y ensalada.

a la negra no le gustaban los niños ni los otros perros. no era mordelona pero desconfiaba de todos los que no eran de la familia. cuando había visitas, por ejemplo, se echaba en alguna de nuestras recámaras hasta que la botana se servía, entonces bajaba las escaleras -corriendo de joven, despacito desde que empezó a dolerle la cadera- y se sentaba en la sala a esperar su parte. todos decíamos no le den comida a la negra, pero todos lo hacíamos a escondidas.

cada vez pasaba más tiempo en su rincón de la cocina. de ahí caminaba a la reja que daba a la calle, ladraba un poco y regresaba a su rincón. subía sólo por las noches hasta que un día ya ni eso: los huesos le dolían demasiado. cuando llegó juliaroberts a la casa la negra ya era una viejita cascarrabias y teníamos que acercarle la comida, el agua, la cobija, sentarnos en la mesa del desayunador si queríamos estar con ella.

su cuerpo se fue descomponiendo poco a poco. yo tenía 15 años cuando decidimos dormirla. no era domingo pero alejandro salió a la taba y trajo un bife de chorizo importado de los más grandotes que ella se comió pausada, gozosamente. luego llegó el veterinario a llenar su corazón de sueño. sus uñitas se escucharon por el piso de la casa hasta que nos mudamos cuatro años después. el paso del tiempo acomoda todas las ausencias, pero en días como éste daría todo por despertar lejos, en mi casa de san ángel, mi madre, mis hermanos y la sombra protectora de la negra conmigo.

comensales

gepda

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