3.9.06

Color poeta

El poeta necesita tanto color como el pintor, de lo contrario termina por mutar en desgraciado. Sentarse a escribir requiere la frescura del escándalo repentino, movimiento trepidatorio, amargas y violentas despedidas.

No basta el talento agudo del poeta; necesita también el oficio de un temerario explorador. En busca de palabras revuelve el mundo, los cajones, sus entrañas. Encuentra ritmo en el orgasmo nasal de un estornudo.
Pureza en la turbia blancura de su pasión derramada.
Consuelo en lo dulce de un silencio necesario.
Espanto en el camino de la inercia.

El poeta vive siempre en el límite. Se parece a un audaz deportista o al bailarín con más soltura. Por eso necesita un sofisticado seguro espiritual contra sí mismo. Máxima cobertura.

Por dentro, vísceras en estallido.
Por fuera, peatón promedio.

comensales

gepda

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