3.8.11

laurel de la india

digamos que este árbol habita en la eternidad. nadie recuerda cuándo llegó y –a menos que suceda algo extraordinario– ninguno de nosotros estará en el mundo cuando se vaya. tal vez es por eso que uno puede pasarse horas frente a él, porque de algún modo mirarlo es asomarse a esa eternidad.

el árbol canta mi nombre, o mejor, canta un secreto que se parece a mi nombre.

1 comentario:

alonso ruvalcaba dijo...

un árbol bien parado mas cantante.

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gepda

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