14.2.10

Ocultarse o huir


{foto de jeff brouws}

Porque el amor es así: pesado, doloroso, líquido. El amor es tantas cosas y ninguna, una contradicción. Quevedo lo dijo así:

es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

O Joaquín Diceta:

es débil como un niño, como un hércules fuerte:
el amor es una flecha que nos causa la muerte,
y tiene el privilegio de la resurrección.

O Paz, en "Piedra de sol":

amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo.

Amar es estar en un constante combate contra el otro, contra el miedo a que nos abandonen, a la incertidumbre, a que nos amen demasiado. En palabras de Francisco Hernández, el amor, rodeado casi siempre por un antojo de olvido, avanza resuelto hacia las trampas creadas para cazar osos con piel de leopardo y serpientes con plumaje de cóndor. Amar es caer en esa trampa maldita de la canción de Ana Bárbara.

Pero la insensatez humana no conoce límites y, terrible como es, muchos buscamos estar enamorados: la cercanía -siempre falsa- del otro, el placer desbordado del sexo, la comprensión o la pura presencia del ser amado a nuestro lado cuando amanece. Gil de Biedma lo describó hermosamente en "Pandémica y celeste":

yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.

Y precisamente porque las alas del amor son crueles (le permiten ir y venir como un ave caprichosa), éste es necesariamente inalcanzable, existe sólo mientras no pueda describirse del todo. Nos lo arrancamos como la costra de una herida que se niega a dejar de sangrar. Así se lo dijo López Velarde, "A un imposible":

me arrancaré, mujer, el imposible
amor de melancólica plegaria,
y aunque se quede el alma solitaria
huirá la fe de mi pasión risible.

Al final nos queda sólo aprender a amar humildemente. Creerles a los amorosos de Sabines que el amor es una lámpara de inagotable aceite. Amar hasta agotar lo inagotable. Ni modo. Yo quería decir algo inteligente, novedoso, y ya convertí este post en una mediocre colección de citas. 

Quizá el amor sea justamente eso: una colección de breves tonterías.

2 comentarios:

alonso ruvalcaba dijo...

mm. :o(

Pedro Zapata dijo...

Discreta y magistral la resbalada de Ana Bárbara. Muy grande post.

comensales

gepda

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