Diario con fechas de Isabel Zapata VIII

Estos últimos días han sido, como diría Calamaro, sospechosamente light. Las horas van y vienen, llenas de lo mismo. En general, me he dedicado a una de las cosas que más me chocan en la vida: esperar. A que suene el teléfono, a que me avisen que onda con las chambas, a que se venda la casa, a que Romina encuentre una familia... en fin, esperar. Además, la tesis está en su fase final que, sorpresivamente, está resultando uno de las más latosas. Y por si eso fuera poco, los conflictos familiares que habíamos logrado esquivar por tanto tiempo finalmente están saliendo a la luz.

Encontrar mi mente vacía me causa mucha angustia. Espero (¿Ven? Otra vez espero) que en los próximos 3 ó 4 días se defina algún trabajo y pueda entregar el primer borrador de la tesis... ¡Ah! Y me metí a un torneo de tennis en el que tal vez no me va tan mal. En fin, todo esto solamente porque no tengo cómo decirle que la extraño y que una mirada suya bastaría...