nada tiene de misterioso un tipo comiendo higos en su puerta, hasta que alguien le concede ese adjetivo y viene un policía a ver qué hace. Porque cualquier cosa que hagas puede ser mal vista, medida, catalogada e incluso reprimida y no por eso tienes que dejar de intentarlo. Porque al escoger un camino dejas de lado algún otro. Porque puedes decidirlo.
Porque no necesitas cambiar al mundo, necesitas ser tú mismo. Porque hay un punto de partida justo a un lado de donde estás parado. Porque la inercia no debería decidir ningún camino.
Porque sólo al compartir lo que eres, lo que tienes, puedes hablar de amor. Porque sólo por amor podríamos salvarnos.
Autor: E.J., mi comedor de higos favorito de todos los tiempos.
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