26.1.12

amor, un índice

[foto de cuahutémoc suárez. más aquí.]

a

alegorías,
de amor, las pinturas de fragonard con sus colores pastel, el anhelo de saber cómo las cosas van convirtiéndose en algo que no siempre han sido.
de muerte, cráneos (como en las representaciones de la magdalena penitente). qué obtenemos con el conocimiento de que vamos a morir? qué tienen que ver la salvación y el sentimiento de seguridad?

c

compromiso, me levantaré temprano contigo siempre y cuando haya café.


conversación,
sobre poemas, a ti te gusta el sonido del arroz sobre el sartén. a mí me gusta el pajarito cuya sombra se puede ver entre las olas.


coquette, me llamaste alguna vez. coy, me llamaste. no soy ninguna de las dos, solamente soy candor y ansiedad. pero sea lo que sea, lo soy todo para ti.

d

departamentos,
brooklyn, la escalera de caracol que me recuerda a yeats: ‘todos los hombres se elevan a la grandeza con…’ una bicicleta amarrada en la reja.
dakota del sur, le dejamos a tu hijo la única habitación, nos despertamos temprano a preparar baguette con mantequilla y a ver la nieve.
laramie, un sótano, una cocina sin estufa, una berenjena asada, la calefacción, coger con los calcetines puestos.
salt lake city, un fantasma, la vista al valle, mi hermana, tu pobre amigo roto. los calamares que asamos en el patio, el tripié, la alfombra, halloween.
roma, 5B, pisos de piedra, cocina blanca, blanca como la locura que me atrapó ahí. una cama grande que en realidad eran dos pequeñas unidas por una cuerda, siempre sugiriendo una metáfora.

e

emilia, mi hermana pequeña. es lista. cuando le preguntaron qué se llevaría a una isla desierta si tuviera que elegir una sola cosa contestó ‘un yate’. como yo, le teme a sus propios errores.


ex-, un prefijo que significa ‘que fue y ha dejado de serlo’. connota renuncia si se antepone a algunos sustantivos como amante o católico. no es común usarlo con otros sustantivos como computadora o bicicleta.

h

hacienda guachipelín, una granja en costa rica cerca de rincón de la vieja, en la frontera con nicaragua. tú escalaste un volcán mientras yo montaba a caballo con un vaquero llamado quique. cascada. coatí. en un lago que me pusieron mascarillas de lodo para las quemaduras del sol. tú también regresaste del paseo lleno de lodo y muy quemado. vodka tonic junto a la alberca, te pasaste varias veces el vaso helado sobre la frente. una mujer que llevaba un perezoso sobre la espalda te dijo ‘quieres tocar al perezoso?’, pero dijiste no porque pensaste que después te iban a cobrar. ambos vimos muchos animales ese día pero ninguno al elusivo quetzal.

i

ira, la tuya con tu padre, tal vez conmigo. la mía contigo por desquitarte con mi familia. hay otras maneras de contar la historia de dos iras, pero en ésta yo no soy la villana.

r

roma, pasamos tanto tiempo comprando vegetales! tú me diste la mano mientras caminábamos por el mercado en donde un vendedor árabe nos dijo que podíamos darnos cuenta de que su pescado era el más fresco porque sus ojos eran los que más se parecían al vidrio. a los conejos les dejaban las orejas para que pudiéramos comprobar que no eran gatos callejeros. nos detuvimos a comer en el lugar de los gyros, nuestras bolsas repletas de cebollas y hierbas. cuando regresamos a la casa dejamos todo en la cocina y nos acostamos juntos, la habitación bañada por el sol de mediodía. me dolieron los ojos por el exceso de luz.


mi versión de love, an index, de rebecca lindenberg. fragmentos.

1 comentario:

Magrathea. dijo...

El perezoso lo valía. A la próxima acarícienlo.

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