el 25 de diciembre de 1870 cosima wagner cumplió 30 años. su esposo richard le dio como regalo el 'idilio de sigfrido', una composición de cámara para orquesta pequeña. aquella mañana le preparó un amoroso festejo: a cosima la despertó un grupo de músicos que se había instalado afuera de su habitación tocando su regalo. entre los invitados a la celebración estaba el profesor friedrich nietzsche, de entonces 26 años, que compartía algunas inquietudes y afinidades intelectuales con wagner* y que en ese entonces era amigo cercano de la familia. friedrich estaba, por supuesto, enamorado de la mujer de su amigo. su regalo de cumpleaños para ella fue un manuscrito, 'die entstehung des tragischen gedankens', que más tarde se convertiría en su primer libro: 'el nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música'.
no importa si nietzsche le declaró su amor a cosima alguna vez, porque seguramente ella lo sabía. ignoro cuánto tuvo que ver eso con que, tiempo después, él y wagner se distanciaran irremediablemente, pero me gusta pensar que los tres guardaron el recuerdo de aquella mañana como yo guardo la vez que mi madre me explicó por qué no hay que tener miedo de la oscuridad. esos recuerdos también sirven como salvavidas.
* en esa época a ambos les entusiasmaba la filosofía pesimista de arthur schopenhauer, según la cual el mundo -tal como lo conocemos- no es más que una ilusión generada por el interminable juego de la voluntad. esta entidad metafísica se expresa de varias formas, particularmente como deseo sexual, y lleva a las personas a actuar de maneras que inevitablemente terminan en la saciedad momentánea y repugnante o en la frustración. la naturaleza misma del universo impide entonces la posibilidad de la felicidad humana.