este camino se parece a los demás: es tan largo o tan corto como cualquier otro, el pavimento irregular como el mexicano o el chino, el paisaje que te atrapa durante algunos minutos y luego te invita al sueño.
en el camión viaja un irlandés que hace programas de computadora, una gringa que afirma que su perro es la reencarnación de otro que tuvo antes, un inglés que menciona a su novia aproximadamente cada treinta segundos, una mexicana cuyo cabello ondulado se niega a acomodarse, un keniano que tiene cinco hijas y conserva la esperanza de que el próximo pueda llevar su nombre. por ahora reina el silencio.
falta poco para cruzar la frontera entre kenia y uganda. quienes miran por las ventanas lo hacen en vano: encontrarán sólo el caos de este mundo inhabitable.
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