con sus noches y sus horas larguísimas sentada frente a una computadora en la oficina. los días con miedo a morirme o a que se mueran mis perras, a que dejes de quererme o de desearme (no sé cuál de las dos es peor), a que sea demasiado pronto o demasiado tarde para nosotros. los días de esperar a que llegue el viaje, a que algo truene o escurra o brille intensamente y me llene de dicha o termine por fin de desquiciarme.
son muchos días de despertar con un único anhelo en la mente: que la vida me dé el regalo de saber lo que quiero y -sobre todo- el valor para no soltarlo. en eso pienso un par de minutos, pero no tardo en darme cuenta: esto también pasará. qué alivio y qué pinche tristeza.
1 comentario:
In this life that we call home, the years go fast and the days go so slow.
Yo ya sé qué quiero: Alguien que me sorprenda todos los días.
Lo malo de saberlo es que viene acompañado del eterno "No va a pasar!"
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