Hay otro tipo de magia, impenetrable, oscura, detrás de infinitas puertas con infinitas cerraduras de máxima seguridad. También está en la frontera de la que hablas, aquella en la que asesinan obreras y putas y a nadie parece importarle. Hay un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento. Tienes razón: hay un descubrimiento más allá, siempre un paso más allá, siempre inalcanzable.
Hay una colección de tortugas que no has visto en mi buró. Varios de sus libros empolvados, hay el miedo a abrirlos, a lo que tienen que decirme. Dice el yogui que ante el miedo sólo tenemos dos opciones: huír o pelear. Él dice: hay que pelear. Como sabes, hay los consejos del yogui o del psicoanalista.
Hay mis letras cursis en el fondo, minúsculos lagos japoneses, el pabellón de los locos. Sí, hay mucho vino, siempre a punto de terminarse. Puertas con sellos a punto de ser violados. Niñas a punto de dejar de serlo. Pero, sobre todo, hay una ciudad más allá de ésta, debajo de ésta, encima de ésta. Una llena de cementerios, de posibilidades alternas, de fotografías de bisabuelos que no conocimos pero, de alguna manera misteriosa, casi dulce, definieron nuestro destino. Hay higos, berenjenas, fresas con chocolate. Hay veneno para ratas.
Hay este intento de resupuesta para un mensaje que no lo es tanto.
3 comentarios:
Quién es él?
¿k? un cuate... échale un ojo a su blog, escribe muy bien.
Sï lo vi, está chido...
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