Esa era mi casa amarilla de conejos, en la cual me encerraba a jugar con mi gato Alberto y, muy probablemente, a comer cuanto dulce se cruzara en mi camino. La mesita en la que estoy sentada me la compró mi mamá en el bazar de sábado. La tuve durante años, hasta que un día decidí hacer una venta de garage y le dejé ir por 20 pesos. El muñeco que traigo en las manos tenía una gran cabeza, pero a mí me gustaba mucho. No me acuerdo cómo se llamaba, pero no importa. La lámapara amarilla que está sobre la mesa era buenísima, de esas que daban muchísima luz y que se calentaban peligrosamente. El jueguito azul que está junto a la lámpara era de esos de pescar, ¿se acuerdan? Los pecesitos abrían sus bocas, dentro de las cuales había un imán. Y la diversión estaba en intentar atrapar al animal juntando dicho imán con el que venía como anzuelo en el palo de color. Largas horas de entretenimiento. Abajo del juego se alcanzan a ver una bola de papeles, seguramente dibujos o libros de cuentos o mis primeras letras. Papeles como los que me rodean hasta hoy, asfixiándome algunas veces, salvándome muchas otras. La mayoría.
17.1.09
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7 comentarios:
mi hermana tenía esa casa de conejos y yo fui un gran pescador de presas del imán; la habilidad ya estaba desterrada de mi memoria. que cosas. soy francisco
¡Mis hermanos y yo teníamos la misma casita de conejos!
Bueno, no la misma... o sea... nosotros teníamos la nuestra... er...
Creo ke ya kedó aclarado mi punto...
Recuerda que tienes un par de semanas mas para devolverme mis 3 fotos antes de que te retire el habla por completo...
Epílogo Tristísimo:
La casita fue robada de la cajuela del Corsar de mi mamá mientras comíamos en McDonalds (en aquel entonces, el único McDonalds, en Periférico) camino a casa de mi amigo Lara. Junto con la casita, robaron toda mi colección de muñequitos de Star Wars y He-Man. Que se pudran esos ladrones.
Putos.
aaay que lindo!! yo no tenia una casa de conejos, pero sí mi mino comedor y un patio con sabanas que hacía mi super castillo... sí, que bonita infancia. Abrazos zapatita
Acabo de ver tu post y recordé mi infancia, tuve la misma lámpara, la casa de los conejos y el juego de los peces con imán q había q darles cuerda y tenían ese sonido tan peculiar, la misma pose de la foto, sólo q solía peinarme como pebbles de los picapiedra.. me parece maravilloso q aún cuando no te queda ya ningún juguete de esos de la infancia, tengas la misma capacidad de sorpresa y hayas aprendido a dejar ir muchas cosas, salvo lo importante...
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