Federico -que se va hoy a su casa definitiva- tiene un sonido nuevo. No viene de su boca, si no de sus entrañas. Es así: hhhhghghghhg. Me informan que ese es el famoso ronroneo gatuno, señal inequívoca de placer extremo. Y pues sí, justo lo hace cuando lo estás abrazando o acariciando. Me gusta. Es más: me inspira hacerle así cuando yo misma siento ese placer extremo. Bueno, ese placer extremo pero apacible, como de comer helado de crema irlandesa de santa clara o retozar viendo una película una tarde lluviosa.
En wikipedia, fuente inconmensurable de sabiduría moderna, dicen que no hay total seguridad de cómo el gato ronronea, y la razón es que cuando un investigador comienza a estudiar el mecanismo, el animalito deja de hacerlo (el animalito, ja).
* Otra de sus novedades es que quiere darle arañazos a los muñecos de peluche y atrapar mi mano con su garrita.
En wikipedia, fuente inconmensurable de sabiduría moderna, dicen que no hay total seguridad de cómo el gato ronronea, y la razón es que cuando un investigador comienza a estudiar el mecanismo, el animalito deja de hacerlo (el animalito, ja).
* Otra de sus novedades es que quiere darle arañazos a los muñecos de peluche y atrapar mi mano con su garrita.
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