he terminado The sheltering sky, de Paul Bowles. comparto:
ahora no recordaba las muchas conversaciones que habían tenido en torno a la idea de la muerte, quizá porque no hay idea de la muerte que tenga nada en común con la presencia de la muerte. no recordaba que se habían puesto de acuerdo en que se puede ser cualquier cosa salvo un muerto, que las dos palabras juntas constituyen una antinomia. tampoco recordó lo que había pensado una vez: que si port llegaba a morir antes que ella, no creería que estuviera muerto, sino más bien que en cierto modo se había replegado sobre sí mismo para quedarse así y que él nunca volvería a tener conciencia de la presencia de kit, de modo que en realidad sería ella la que había dejado de existir.
ahora no recordaba las muchas conversaciones que habían tenido en torno a la idea de la muerte, quizá porque no hay idea de la muerte que tenga nada en común con la presencia de la muerte. no recordaba que se habían puesto de acuerdo en que se puede ser cualquier cosa salvo un muerto, que las dos palabras juntas constituyen una antinomia. tampoco recordó lo que había pensado una vez: que si port llegaba a morir antes que ella, no creería que estuviera muerto, sino más bien que en cierto modo se había replegado sobre sí mismo para quedarse así y que él nunca volvería a tener conciencia de la presencia de kit, de modo que en realidad sería ella la que había dejado de existir.
sería ella la que había entrado parcialmente en el reino de la muerte, mientras que él persistiría como una angustia en el fondo de ella misma, una puerta que quedaba sin abrir, una posibilidad definitivamente perdida.
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