El hombre medieval tenía por cierto que las revoluciones de las esferas en las que se encontraban cada uno de los planetas conocidos -Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno- producían una música suave y armoniosa aunque nunca la hubiera escuchado ni supiera tampoco que, según Pitágoras, su audición era humanamente imposible. Hoy, el científico sabe que 384,000 km separan a nuestro planeta de su satélite natural: hace mil años el sabio medía un tono como la distancia que hay entre la Tierra y la Luna, del mismo modo en que se mide la variación de sonido de una nota a otra. La ciencia nos ha hecho descubrir que ninguna de las órbitas celestes interpretará las Variaciones Goldberg por más que la NASA afirme que la emisión de Bach a través del espacio sería la mejor carta de presentación de la humanidad en el posible caso de un encuentro con la posible vida extraterrestre. (...)
Paola Velasco
1 comentario:
Otra emoción: señorita Isabel, ha citado usted en su blog un artículo de mi adorada Niñagato, la mejor amiga que tengo el honor de tener. Es más, se lo comentaré el fin de semana. seguro se sonrojará. Y yo lo disfrutaré enormemente...
Otro abrazo extemporáneo, también.
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