¿De dónde vienes, feroz fantasma de mí misma?
Un millón de veces despeinadaslas serpientes de tu pelo me amenazan.
Tu lengua dulce repite palabras recién aprendidas
rezos hirvientes que enamoran.
Nadan fáciles arenques en el agua estancada de tus ojos.
Tan distante estás, Medusa,
que al mirarme tu hechizo se te atora en las pupilas.
Leo tu historia en libros empolvados y discretos.
Pero los lunes por la tarde te sorprendo detrás de los espejos
y te siento tan cerca, hermana siniestra,
que acaso fui yo quien lo convirtió en piedra.
1 comentario:
Magnífico, aunque el arenque es un pez que no me agrada.
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